Llegamos a los Belones por la carretera MU-312, El Algar-Cabo de Palos. Salimos de la
vía rápida y nos internamos en la antigua carretera que atraviesa el pueblo. En el cuarto
cruce, a la derecha, una carretera nos lleva hasta el manantial de La Fuente, debajo
del cabezo del mismo nombre. En este lugar podemos dejar los vehículos y llenar las
cantimploras de agua.
Desde aquí el sendero parte por una pista a la derecha bordeando
el cabezo, pasando por varios caseríos tradicionales del Campo de Cartagena, en
dirección sur hacia el mar. Un antiguo cuartel abandonado de la guardia civil nos sirve
de referencia; es el punto más alto del recorrido, 145 m. Siguiendo por el collado en
dirección Este el sendero se estrecha y comienza el descenso hacia la zona de playas,
flanqueado por una vegetación de matorrales, palmiteras (chamaerops humilis) y algunos
pinos halapensis salteados. En un terreno de pizarras grises y azuladas, queda a
nuestra izquierda el macizo de La Fuente, con unas magníficas vistas de sus paredes
meridionales.
El sendero nos conduce ahora hasta Punta Negrete, en las proximidades
del mar. Seguimos dirección Este bordeando las dunas, de fina arena y con especies
vegetales endémicas, como el lirio de mar. Un sendero atraviesa la Playa Larga, una de
las más grandes, y al poco se convierte en pista transitable por vehículos; debemos
seguirlo pues no encontramos en un parque natural y se debe respetar la zona de paso.
Al descender una pequeña loma nos encontramos un gran aparcamiento y en él una
caseta de información acerca del parque natural, donde nos podrán orientar sobre las
características del mismo. Seguimos la pista y pronto descubrimos las salinas de Calblanque
o lagunas del Rasall, que bordearemos manteniendo una cierta cautela al aproximarnos,
pues es zona de cría de aves. Abandonamos el piar de los polluelos cogiendodirección Este, hacia la playa de Calblanque. Ahora la pista comienza a subir por las
montañas que llegan hasta el mar y nos encontramos con una zona de antiguas construcciones
mineras y pozos de explotación. Pura arqueología industrial con la que debemos
extremar la precaución.
El sendero se eleva y va bordeando la costa por un espectacular
acantilado (precaución, no salirse del sendero, a no ser que poseamos la facultad
de levitar). Al frente nos guía una magnífica perspectiva de Cabo de Palos y su esbelto
faro «que construyeron los catalanes y dicen que ha de durar mientras que duren los mares».
Nos aproximamos al fin del trayecto. Antes descenderemos y un enorme hundimiento
de minas bordeará el sendero, (precaución, terrenos inestables). El descenso a Cala
Reona se hace rápidamente y finaliza en esta cala nuestro recorrido.